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Siempre fuiste como una galleta de la suerte...
Poco predecible, misterioso, cuidando no acercarte demasiado.
Y es que -como las galletas- al presionar(te) rompen.
Nunca hubo punto medio.
Unos días estando en lo alto contrastaban con semanas en las que esta montaña rusa quedaba en pana.
-Así son los días de este viaje llamado vida-
Pasamos a dejar huellas y de todas ellas estamos hechos.
Como los museos.. Qué lindo que nos contemplaran cual se muestra arrogante el arte.
Y que no haga falta trabarse en detalles.
Por el contrario, que cada veta embellezca.
Pero ojalá algún día unos ojos te vean con el sentimiento que desatabas en los míos.
Desde su pasada he reforzado los controles en la entrada.
No cualquiera merece acceder a tus horas.
No a los irrelevantes se le da un pase a tu historia.
Lo siento, tú.
Pero no alcanzaste a quedar en mi memoria.
No así.
Lo sabemos, quizás no debí.
Deseemos un mundo con más de aquellos que te inviten a entrar en su vida.
Porque invitaciones para pasar a la cama las hace cualquiera.
Pero sí.
Va para ti...